Lo que comenzó como un FAM Trip en Nepal se transformó en una experiencia inesperada de crisis, resiliencia y solidaridad. Entre incendios, protestas y trámites interminables, descubrí lo frágil que puede ser todo… y lo valioso que resulta lo humano cuando lo material se pierde.

Bienvenida en el HiltonEl 8 de Septiembre viajé a Nepal a un FAM Trip (viaje de familiarización que algunas empresas de turismo receptivo ofrecen a agentes de viajes de varios países para promocionar su destino) con otros 10 agentes de viajes de diferentes partes de Latinoamérica y España.

El día interior nos informaron que no tendríamos acceso a las redes sociales principales, ya que el gobierno las había bloqueado. Podríamos comunicarnos a través de Viber o Telegram. No parecía ser un problema.  Adicionalmente llevaba E-SIM y la que uso incluye VPN, así que desde que llegué no me vi sin redes.

A la llegada me comentaron que había algunas protestas en las calles de gente de la Gen Z, protestando por las redes, sin embargo, de camino al hotel todo se veía normal.

Las dos primeras noches nos quedaríamos en el Hilton Kathmandu, uno de los hoteles de lujo más nuevos de la ciudad, un lindo edificio de 15 pisos con una vista maravillosa. Me asignaron una habitación en el piso 14, el piso ejecutivo, dándome acceso al club en donde disfruté de una bebida la primera noche, antes de reunirme con el resto del grupo para ir a cenar al Holiday Inn, a unas 4 cuadras del Hilton.  Al regresar al hotel, subimos a conocer la piscina y el bar, ubicados en la terraza en el piso 14.  Estábamos muy cansados, y por lo mismo, sólo nos quedamos el tiempo suficiente para una foto y luego irnos a dormir.  Al día siguiente disfrutamos de un rico desayuno con una vista muy linda.  Que afortunados de trabajar en esta industria.

Última foto en el Hilton KathmanduBajamos a la hora acordada, antes de salir el guía nos recordó que lleváramos impermeable, ya que están en época de lluvias.  Al recogerlo de mi cuarto, pude ver mi maleta medio desempacada, con cosas aquí y allá, metí el pasaporte que me acababan de entregar a mi morral del laptop, dejé el compu recargando y como la visita no sería tan larga, pues no era necesario llevar batería portátil.

Al bajar, el guía nos informó que no haríamos visitas, ya que la mayoría de lugares turísticos estaban en zonas con muchas protestas y podría ser peligroso.  Decidimos aprovechar el tiempo e ir a visitar otro hotel, de arquitectura tradicional y que se vende mucho, en lugar de quedarnos en el hotel a esperar que se calmasen las cosas.  Al estar en un lugar nuevo y tan rico culturalmente como lo es Nepal, siento que pasar el día en el hotel, en lugar de estar explorando, es una pérdida de tiempo.  De camino hacia el hotel The Dwarika’s, vimos algunos manifestantes y se alcanzaba a ver humo a lo lejos.

De camino al hotel

Durante la visita, empezamos a oír gritos (de protesta) afuera y cerraron las puertas del hotel sugiriéndonos que permaneciéramos adentro.  Aprovechamos para tomar un café y luego salíamos a ratos a ver la marcha. Se empieza a ver más esquinas a lo lejos (y otras no tan lejos) con humo.  Cuando se calma esa cuadra, decidimos iniciar el regreso hacia el hotel, pero teníamos que hacerlo caminando, ya que era peligroso que la van viniera.

Tomamos calles secundarias y varias callejuelas por donde no pasan carros, llegamos a una especie de mirador en donde se podían ver más zonas con humo y se intensificaban los gritos de vez en cuando. En varias ocasiones teníamos que pasar por calles con manifestantes, o por donde habían pasado y dejado su huella, pequeños fuegos en medio de calles, pasamos muy cerca de un edificio de la policía que estaba en llamas, y donde se iba viendo más peligro, desviábamos y tomábamos otro rumbo, tratando de permanecer en dirección al hotel.  Mucha gente mirando desde las ventanas, terrazas, balcones o desde la calle, todas las tiendas cerradas, pero la gente nos sonreían y no se veían preocupados, así que por más de que al narrarlo suene terrible, no sentíamos miedo.

Inicios del fuego

Cuando estábamos a unas 5 cuadras del hotel, alguien en la calle le dijo al guía que no fuera hacia el Hilton, ya que habían disturbios alrededor, así que decidimos ir al Holiday Inn a esperar allá. La razón por la que seleccionaron el Hilton, es porque pertenecía al hijo del primer ministro.  Al pasar cerca del Hilton, ya podíamos ver humo a los lados, así que continuamos nuestro camino hacia el Holiday Inn, se sentía la protesta más cercana.  Al estar llagando al Holiday Inn, algunos policías empezaron a hacer como un corredor para que llegásemos hasta allí y los guardias del hotel y los que nos habían mostrado el hotel la noche anterior, nos estaban esperando.

Pasamos a almorzar, y un rato después nos entregan llaves de nuestras habitaciones, para que pudiésemos descansar un rato.  Que amables pensaba, si no nos vamos a quedar aquí. El guía y los organizadores nos preguntaron los números de nuestras habitaciones en el Hilton y nos dijeron que los del hotel sacarían nuestras maletas.  Después no supimos más al respecto.  Nos iba llegando información de que se habían metido al lobby y lo estaban destrozando. Mientras tanto, almorzamos y continuamos conversando; y, en medio del impacto, yo iba pensando en lo que tendría que hacer en caso de que no pudiésemos recuperar nuestras cosas: Pasaporte de emergencia, posibilidad de reclamar el seguro, pero sobre todo el pasaporte.

La primera imagen desde mi nueva habitación

Como a las 3 pm, decidí subir a la habitación, y desde la ventana, podía ver el Hilton, en llamas.  Fue un choque fuerte, pero lo más impresionante fue ver dos personas en la parte de arriba, en el área de la piscina, que se subían y bajaban del muro, como mirando de que forma podían salir o si podían ir bajando de alguna forma. Inmediatamente me vinieron imágenes de tragedias en las que la gente saltó al vacío desesperada.  Pasaban helicópteros y nadie parecía tener la intención de rescatarlo.  Tal vez fue el momento en el que sentí angustia/impresión.  En algún momento ya no estaban, pero al día siguiente nos contaron que los rescataron.  Durante el resto de la tarde iban llegando algunos de los del grupo y parecía que estuviésemos viendo una imagen en pantalla gigante, nuestro hotel quemándose.  Tratamos de mantener el ánimo alto, Montse bailaba y nos hacía reir, y como siempre, tratando de sacar chiste de la tragedia.  Por otro lado, empezando a pensar en seguros, en reemplazo de pasaportes y en cosas más prácticas y a acordarnos de todo lo que teníamos allí y se estaba quemando.  Seguíamos con la esperanza de que el fuego no llegaría a nuestras habitaciones o que tal vez habían salvado nuestro equipaje.

Bajamos a comer, a olvidarnos un rato del fuego desde la pantalla gigante, a compartir información con el resto del grupo y a tratar de entender la situación.  Aparte de compartir información, compartíamos cargadores, medicina básica y lo que teníamos: quién tiene x… yo tengo, toma.

Continúa…