Durante estas semanas he visitado algunos hoteles, como parte de mi trabajo (sacrificios que hay que hacer, porque como no son bonitos, pues lo disfruto poco 😉), tratando de aprender los diferentes tipos de alojamientos que se pueden encontrar, que son tan distintos a lo que conocía en Asia.

He empezado por visitar algunos Riad, un tipo de construcción tradicional marroquí y andaluza, que consiste en un patio central, con una fuente, jardines o en ocasiones piscinas, y, alrededor de éste se encuentran las habitaciones y otras áreas comunes. El tamaño varía, al igual que el tipo de restauración que las edificaciones han tenido, y por lo mismo, el precio y la calidad de cada uno. Este tipo de hoteles entran dentro de la categoría Boutique, y en esta categoría, que es muy amplia, se pueden encontrar lugares muy elegantes, exclusivos y hermosos, como otros que se “cuelan” allí simplemente por su tamaño. Es por eso que “debo” visitar muchos para poder identificar cuáles se adaptan a mis clientes y cuáles sería mejor evitar.

Muchos de estos Riads están llenos de detalles exquisitos, una diversa combinación de formas y colores. Los hay un poco más sobrios, pero sin faltar los detalles, con tallados de yeso, ventanas con rejas de hierro forjado con diferentes diseños y gravados. Hay unos muy coloridos con mosaicos de porcelana y cerámica en los pisos, mesas y diversas superficies, recordándome esos libros de mándalas para colorear.  Todos tienen variedad de puertas (que me siguen encantando) de muchos tamaños, colores, materiales y formas. Y como lo mío no es la arquitectura o el diseño, me quedo un poco (o mucho) corta en esas descripciones.  No todos los Riads de la ciudad son hoteles o alojamientos, algunos son lugares históricos que eran antiguos palacios, como el Bahía Palace, otros siguen siendo residencias y hasta oficinas. Hasta el momento he visitado 5 o 6, es decir, me faltan cientos 😊, y poco a poco me voy haciendo una idea y encontrando más estándares para comparar.

Y no sólo Riads…

En las montañas Atlas, encontramos un tipo de construcción diferente, Kasbah, que es una construcción tipo fortaleza, o la parte más fortificada de una ciudadela, en nuestro lindo idioma se conoce como Alcazaba. En esta parte del mundo (norte de África) no sólo eran fuertes de ciudades, sino, en ocasiones, casas de familias adineradas, conservando el estilo de fortaleza. Y la palabra como tal, tiene diversos significados y adaptaciones en toda la zona (me lo dijo Wikipedia, y yo le creo).  El punto es que he podido visitar también varios de estos, mencioné algunos la semana pasada. Al igual que los Riads, muchos se han convertido en hoteles y tienen diferentes categorías: los hay tan lujosos como el Kasbah Tamadat, el retiro de Marruecos de Richard Branson y uno de los mejores hoteles de África; como otros más sencillos y para otro tipo de clientes.

Esta semana tuve la oportunidad de quedarme en uno de ellos, en una zona diferente a la de la visita anterior, el valle de Ourika, que está a 45 minutos de Marrakech. Kasbah Bab Ourika está ubicado en una montaña, desde donde se veían valles alrededor: un pequeño cañón de tierra rojiza por un costado, por otro un valle con un río pequeño, una montaña casi cónica que parecía hecha de plastilina, y los picos nevados al fondo, aunque algunos ya están perdiendo la nieve. Tuvimos suerte poder tener esa vista el día que llegamos, porque al siguiente no se veía mucho.  La zona es muy rural y el lugar en medio de las montañas, muy calmado, perfecto para los que quieren alejarse del caos de las grandes ciudades, y esa tranquilidad se notaba en los huéspedes que estaban allí alojados.

Y los creativos…

También visité otro hotel bastante particular: el Dar El Sadaka, a las afueras de Marrakech, en una zona llamada Le Palmerie (zona llena de palmas).  Inicialmente era una granja fortificada y en el 2000 el artista francés Jean-François Fourtou, la convirtió en su residencia, empezando a dejar plasmada su obra en cada rincón.  Hace unos años la convirtieron en hotel que se renta de forma exclusiva (no se puede rentar sólo una habitación).  Tiene nueve suites, cada una decorada temáticamente con un animal diferente: Jirafas, camellos, perros, burros, varios insectos, caracoles y tortugas.  Adicionalmente, tiene un gran huerto, en donde se cultivan muchos de los ingredientes que usan en sus comidas y una casa diseñada desde los ojos de un niño: cómo un niño de 4-5 años ve el tamaño de las cosas. Hay otra casa que está invertida e inclinada, no sólo todo cuelga del techo, sino que al estar adentro se debe mantener el balance, al estar parados sobre un piso (techo) inclinado.  Una visita, como dije, bastante particular 😊.

Aún me falta muchísimo por conocer en Marrakech y alrededores (y sin contar todo lo que me falta del resto del país), no sólo a nivel de lo que ofrece turísticamente, sino del lugar como tal, su cultura, gastronomía, folklore, en fin.  Me encanta saber que estaré aquí por un tiempo largo para poder descubrir este país de forma más profunda. ¡Doy GRACIAS por eso!

¡Hasta la próxima!

Este escrito refleja mi opinión en el momento de escribirlo, y como todo cambia, seguramente estas impresiones lo harán una vez vaya conociendo más este país y su cultura.