“No viajes menos; viaja mejor.” Unlearned, Bruce Poon Tip
En varias de las entradas anteriores he mencionado el “Turismo Sostenible” (y se menciona en casi todo lo que se escucha de tendencias del turismo post-COVID19) y tal vez muchos de ustedes no sepan exactamente a qué se refiere. Quisiera hablarles un poco acerca de éste, pero desde el punto de nosotros cómo viajeros, lo que se espera del turista después de esta crisis. ¿Qué es un Turista Responsable?
Nota: Debo reconocer que en mi historia de viajera he fallado en muchos de esos puntos, en ocasiones por ignorancia y en otras por comodidad, sin embargo, continúo tratando de ser lo más responsable y sostenible posible.
Evitemos los shows de animales. No se pretende infringir los derechos de autor.
Voy a empezar con un tema que ya he nombrado y tal vez uno de los más importantes cuando se habla de Turismo Sostenible: el Respeto al Medio Ambiente, que también es un tema amplio. Iniciemos por los animalitos y su conservación. Es claro que nos sentimos atraídos por aquellos animales que no vemos en nuestro entorno, aquellos que son exóticos para nosotros y quisiéramos estar cerca, tocarlos, alimentarlos y abrazarlos, especialmente si usualmente no estarían a nuestro alcance y son animales salvajes. Y claro, las fotos en Facebook abrazando tigres, montando elefantes u observándolos mientras pintan, juegan futbol o hacen masaje con sus patas a alguno de los turistas; alzando delfines bebés o nadando con delfines adultos en un acuario, son maravillosas y generan muchos “Likes”. Además, como tanta gente lo hace, pues no debe tener nada de malo. O eso creemos (o lo queremos creer, o la foto lo justifica). Si investigamos todo lo que deben pasar los animales para este proceso de amaestramiento, evitaríamos hacerlo (es mi caso).
Un tema que lleva muchos años en desarrollo y que ha sido bastante controversial es el de los lindos y enormes elefantes asiáticos: Maravilloso sentirlos cerca (se siente uno pequeñito), tocar su piel áspera con pelos gruesos y cuando uno los monta, se siente una emoción (y un poco de miedo) indescriptible, lo mismo cuando se alimentan y hasta se puede ver que cada uno de ellos tiene una personalidad propia. Son hermosos. Pero después de haber visitado muchos campos y santuarios de elefantes, ver cómo son tratados en cada uno de ellos, las condiciones en las que viven y, sobre todo, cuando empecé a aprender acerca del proceso por el que tienen que pasar para estar a mi alcance y al de todos los turistas, esta experiencia maravillosa empieza a dejar de serlo. Pobres orejones ☹. A través de la historia, los elefantes han sido víctimas de cazadores que les cortan los colmillos para usar el marfil de sus dientes y venderlo y usan los pocos pelos que tienen para hacer pulseras u otros objetos. En la antigüedad los usaban para pelear en guerras y como animales de carga (en algunos países no hace tanto) y ahora como entretención para turistas.
Para lograr amaestrar un elefante, se lo quitan a su mamá cuando tiene como 3 o 4 años, lo amarran de las patas, lo someten a mucho ruido sin permitirle dormir y lo maltratan, durante varios días. Este proceso se llama: Romperle el espíritu. Después de esto, ya pueden empezar a entrenarlo, ya sea como animal de carga o como entretención. Durante este entrenamiento y toda su vida adulta, el Mahout (nombre que se le da en Tailandia al que cuida al elefante, cada elefante tiene un Mahout) lo amaestra con la ayuda de comandos y un palo con un gancho en la punta. En algunos campos de elefantes en Tailandia y en otros países del Sudeste Asiático, los elefantes adultos son usados (cada vez menos) para el transporte de turistas en sillas (dos adultos por elefante, más el Mahout que va montado en el cuello) para hacer un “paseo por la selva” y muchos otros hacen diferentes tipos de show para entretener a los turistas: pintar con la trompa, recoger basura y botarla en la caneca, juegan futbol, interactúan con su Mahout y algunos hasta hacen masajes. Todo para entretener al turista. Al mirar de cerca estos campos se descubre: elefantes trabajando día completo y sin descanso, cargando turistas (recuerden el overtourism y la cantidad de turistas que llegan a un lugar al mismo tiempo), en ocasiones sin acceso a suficiente agua o comida, sin sombra y sin las condiciones de bienestar necesarias. Y aunque este tipo de Campos de Elefantes ha disminuido, aún se encuentran a lo largo del Sudeste Asiático. Uno de los grandes en Tailandia anunció hace poco con mucha publicidad, que dejaría de usar los elefantes de esta forma, para convertir su lugar en un Santuario de Elefantes. Muchos de los campos ya se han “convertido” en Santuarios desde hace años.
Afortunadamente hay muchos otros lugares en los que los elefantes se tratan de forma más sostenible, ya no se permite montar con sillas (en algunos no se permite montarlos de ninguna manera) y se limita un poco la interacción, permitiendo al turista aprender más acerca de este grandulón y creando experiencias más enriquecidas que los antiguos shows. Y hay otros, aún mejores, en donde sólo se pueden observar, ver en su ambiente natural y no tienen ningún tipo de contacto con los humanos, no han sido amaestrados. Haber tenido la oportunidad de verlos así en Sri Lanka hace unos meses, ha sido definitivamente una de las mejores experiencias con animales que he tenido. Poco a poco este tema ha evolucionado y en cada uno de los pasos de esta evolución se encuentran algunos campos de elefantes. En Tailandia hay cientos de ellos, unos muy malos en cuanto a prácticas, otros menos malos, otros mejores. Lo bueno es que se ha visto el cambio y cada vez se mejoran las prácticas. No es algo que pueda desaparecer de un momento a otro, ya que muchas familias y comunidades dependen de ellos. Por esto mismo es un tema complejo. Hasta hace poco el GSDC (Consejo Global de Turismo Sostenible) ha empezado a trabajar en las pautas para este tipo de establecimientos.
Este es el caso del elefante, pero algo similar pasa con otros animales salvajes en su proceso de entrenamiento. A algunos no los entrenan, sino que los drogan, como era el caso del Templo de los Tigres en Tailandia. Entonces, la recomendación aquí es: Investiga más acerca de las excursiones que vas a tomar durante tus viajes, para no contribuir de forma indirecta (o directa) con dicho maltrato. Esto aplica para cualquier show con animales también. Si encuentras animales salvajes haciendo algo que no es natural para ellos, pregúntate: “¿Este animal haría esto en su entorno?” Si la respuesta es “sí”, ese lugar está bien. Si la respuesta es “No”, es algo que no es natural y estaríamos contribuyendo al maltrato animal, así no lo podamos ver. Tomar la decisión de no participar en este tipo de atracciones, es un paso para ser un Turista Responsable.
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