Mientras que en Colombia seguimos esperando la apertura lenta del sector turístico (y de muchos otros sectores), que aún es un poco incierta dadas la alta tasa de contagio en el país, vamos viendo como en otros países esta apertura ya se ha estado haciendo con éxito y eso da un poco de esperanza. Este mes iniciaron pilotos de vuelos de algunas rutas aéreas nacionales y en septiembre empezaremos con otros vuelos desde Bogotá, siguiendo todos los protocolos de bioseguridad. Adicionalmente se normalizarán algunas de las rutas comerciales por tierra y se habilitan los viajes intermunicipales por carretera a partir de inicios de septiembre. Para octubre se espera que inicien algunos vuelos internacionales, aunque aún es incierto, dependeremos de cuáles países decidan permitirnos la entrada y eso va a depender de la evolución de la tasa de contagio (hemos ido bajando los últimos días, esperemos que el pico ya haya pasado).
Muchos de mis amigos en Tailandia y Vietnam han estado viajando a lo largo y ancho del país, aún no pueden hacer viajes internacionales, pero esa posibilidad ha hecho que visiten y exploren lugares que no conocían. Muchos otros han podido viajar más lento, disfrutando y profundizando más cada lugar que conocen. También han aprovechado para recorrer su propia ciudad, lugares que usualmente estaban llenos de turistas, ahora pueden ser disfrutados por los locales. Siendo países que dependen tanto del turismo, la afluencia que tienen en estos momentos con seguridad no es suficiente, pero es un inicio y verlo desde acá, es una lucecita de esperanza.
He visto también cómo en Europa algunos han logrado aprovechar el verano y han podido viajar entre países de la comunidad, las restricciones de viaje van cambiando de acuerdo con la evolución, volviéndose más o menos flexibles de acuerdo con los resultados que van teniendo. He visto fotos de lugares muy llenos (en Italia, Inglaterra, España), en donde no se respeta (o tal vez ni se habla de) el distanciamiento social o no se hace el uso de tapabocas, olvidando qué tanto se haya visto afectado su país por el COVID-19. Parece haber una parte de la población que olvida lo que nos ha pasado (o que conscientemente hace caso omiso) y siguen comportándose como lo hacían antes de la pandemia. Por esta razón, en algunas zonas se han presentado rebrotes, aunque en otras no ha pasado, a pesar de dicho comportamiento.
En los últimos 5 meses se ha estado hablando de los cambios que vamos a tener como sociedad, como viajeros, cuando podamos volver a hacerlo: ser viajeros más responsables, evitar los lugares muy concurridos, limitarnos a viajes en pequeños grupos, destinos más naturales y aislados, entre otros; y aunque para mí tiene todo el sentido, al ver lo que está ocurriendo en otras zonas del mundo, una parte mía sigue viendo dichos cambios como una utopía y me preocupa un poco lo que va a ocurrir cuando empiece a funcionar el sector en nuestro país. En una entrevista que hice hace semanas se mencionaba que este cambio debe ser dirigido por la industria; si los empresarios del sector ponen las reglas, los clientes las van a seguir. Pero ¿qué tan real va a ser cuando finalmente las empresas puedan abrir?, empresas que han estado paradas por meses y que necesitan la mayor cantidad de clientes posibles. Aunque las leyes limiten la ocupación de un lugar, ¿cuánto tardarán antes de que esas medidas se empiecen a flexibilizar? Hay protocolos que los establecimientos deben seguir para poder abrir, ¿qué tanto se van a seguir una vez lo hagan? ¿Y cómo se va a controlar en los lugares públicos, en las playas, por ejemplo? Y los viajeros, ¿qué tanto vamos a respetar esas medidas?
Teniendo tan cerca el fin del confinamiento en el país, ya muchos empiezan a hacer planes de los viajes que harán. Y aunque parte de la población tiene miedo, gran parte está desesperada del encierro y quieren viajar tan pronto sea posible (y en este grupo me incluyo). Espero, de todo corazón, que lo podamos hacer de forma diferente y de forma más responsable, que elijamos los destinos que visitaremos conscientemente, evitando multitudes; que contribuyamos a la economía de la comunidad que visitamos, que lo hagamos respetando el ambiente, que viajemos lentamente y descubramos esas partes del país que no conocemos, que aprendamos de la comunidad que visitamos y sobre todo, que respetemos los protocolos que se estén aplicando en dichos lugares o establecimientos. ¡Que se note que aprendimos algo de esta “situación excepcional” por la que estamos pasando 😊!
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